Ya van tres veces... y
siento que algo puede pasar.
Estaba llegando a mi
casa y me extrañó ver a varios jóvenes en bicicleta, así como hay grupos de
jóvenes que andan en motocicletas, estos jóvenes ciclistas se reunían en una esquina
poco transitada, varios llevaban gorros y el rostro no se les veía, o es que no
se los quería ver. Doy vuelta a la esquina, camino con confianza y me dirijo
hacia la tienda más cercana dando la impresión de que ese será mi destino, pura
estrategia.
El camión canta, no sé
si de alegría o de tristeza, al recoger los residuos sólidos, creo que de
alegría, pues suena: saca tu basura, paga tus arbitrios... la la la
Y así tres veces
La siguiente vez no
trajeron sus bicicletas, ahora no eran ciclistas, solo caminantes, y la gente
teme que se conviertan en velocistas.
Los alcancé a ver a la
distancia, por eso al acercarme al carrito sanguchero que se encuentra antes de
llegar a la esquina miré hacia dentro de la casa iluminada y con puerta
abierta, buscando la mirada ausente de alguien que no conozco, por pura
curiosidad, volteo la esquina antes de que me den vuelta.
Y así tres veces
Pero solo tengo
recuerdo de dos.
Es suficiente para mí
ver tres eventos similares para sacar algunas conclusiones.
Que el deporte no es
el móvil para concentrarse en aquella vacía esquina, e aquella calle medio
oscura.
Que el humo blanco que
sale por sus chimeneas, o que ellos prefieren no exhalar, no indica que alguno
de ellos se convirtió en santo o en papa o en otra cosa.
Que el serenazgo no
pasa por esas calles, donde a pocas cuadras se puede conocer a una banda, y no
de música.
Que la población no
está organizada para hacer frente a esta propuesta ciclofumística.
Que según ciertos
comentarios, las personas de aquel edificio de la esquina deben estar más
relajadas, riendo sin razón, con sed y luego con la bajada.
Ahora volemos un poco:
Me acerco a la Municipalidad,
a la gerencia de seguridad ciudadana, logro ver al Subgerente, encargado de la
vigilancia y patrullaje de los serenos por el distrito. Buenos días –le digo.
¿Cómo esta joven?- me responde, yo bien, bueno, un tanto preocupado por lo siguiente,
yo vivo cerca y estos últimos días (quise decirle “semanas” para agravar la
situación, pero tampoco quise crear una historia ficticia) veo a jóvenes que se
concentran en la esquina y arman sus cigarros de marihuana (hubieran visto la
cara del subgerente >.<), ¿y por dónde vives?- me dice, en Zarumilla- le
respondo, a ya, esa zona es peligrosa, no salga ni pases tan tarde por ahí- me
dijo, te pueden robar, hemos puesto un agente canino en la cuadra 5, hacia el
frente.
¿Y la municipalidad no
tiene estrategias para prevenir que los jóvenes caigan en las drogas?, se lo
dije con cierto énfasis, me estaba achorando.
Por supuesto- me dijo,
por poco y me saca un libro, pero me comentó que se hizo una labor con jóvenes,
denominada “Habla Choche” y se trabajó con jóvenes en riesgo... bla bla bla.
Ahora buscaremos el
eslabón perdido.
En los programas de
municipios, el eslabón perdido es el elemento más interesante, es decir, el
vínculo que une a la comunidad con el municipio, o las estrategias para lograrlo.
¿Se logran los
objetivos de los programas?, ¿se alcanzan las metas de beneficiarios? , ¡Quién
sabe!
¿Estos programas deben
incidir en la reducción de los índices
de delincuencia, drogadicción o pandillaje para decir que son exitosos o es una
utopía? O los servicios públicos han sido rebasados por la población limeña y
la población residente que viene de provincias diferentes a Lima. Es acaso la
ciudad la que ha sido rebasada, y enfrenta ahora la entrega de servicios de salud, limpieza, seguridad entre otros,
con la logística que se usaba hace 20 años, y no me refiero a la tecnología, si
no al alcance o al número de habitantes beneficiados.
Volvemos a los
ciclistas
La próxima vez que me
acerque a aquella esquina, estaré consciente de que pueden estar aquellos
jóvenes, con o sin sus bicicletas, o de repente no son suyas, son prestadas.
Esta historia recién
empieza...
¿Sabes de algún
programa municipal en tu distrito que trabaje con jóvenes en riesgo?
¡Coméntalo!